¿Se pueden reparar los manómetros?

Los manómetros son uno de los instrumentos más utilizados en aplicaciones industriales, comerciales y sanitarias. Desde el control de la presión en calderas hasta la validación de las condiciones de esterilidad en procesos farmacéuticos, los manómetros proporcionan a los operarios los datos en tiempo real que necesitan para mantener los sistemas seguros, eficientes y conformes.

Pero, ¿qué ocurre cuando un manómetro deja de funcionar? Aunque pueda parecer práctico reparar el instrumento en lugar de sustituirlo, no siempre es la mejor opción. Ashcroft, una autoridad líder en manómetros desde 1852, lleva más de un siglo abordando esta cuestión con sus clientes. 

Lea este artículo para comprender por qué sustituir un manómetro dañado puede ser una mejor opción que intentar repararlo por su cuenta. 

Por qué no se recomienda la reparación de manómetros

Cuando falla un manómetro, la tentación es "arreglarlo" apretando una aguja suelta, volviendo a sellar una caja agrietada o recalibrándolo. Por desgracia, estos intentos suelen generar riesgos mayores, entre ellos:

• Pérdida de precisión. Los manómetros dependen de componentes de precisión como tubos de Bourdon, diafragmas y sensores. Incluso un pequeño desgaste o manipulación puede comprometer la calibración, haciendo que las lecturas no sean fiables. En el caso de procesos críticos, un pequeño error puede provocar fallos en el equipo e interrupciones del funcionamiento.
  
  
• Riesgos de seguridad. Un manómetro en mal estado puede no resistir la presión del proceso. Pueden producirse fugas, la rotura de la caja o la rotura del cristal y exponer a los trabajadores a condiciones peligrosas.
  
  
• Ineficiencia de costes:si se tienen en cuenta la mano de obra, las piezas, la recalibración y el tiempo de inactividad, la reparación de un manómetro suele ser más cara que su sustitución.

En última instancia, intentar reparar un medidor puede introducir riesgos innecesarios para el rendimiento, la seguridad y el cumplimiento, y puede aumentar los costes con el tiempo.

¿Cuáles son los factores de coste de la sustitución del manómetro frente a su reparación?

Una razón clave por la que se prefiere la sustitución a la reparación es el coste. A la hora de evaluar el tratamiento de un manómetro defectuoso, es importante mirar más allá del importe de compra inicial. El coste total de propiedad incluye no solo el instrumento en sí, sino también el tiempo, la mano de obra y los riesgos que conlleva mantenerlo en servicio.

La sustitución ofrece un camino predecible y de bajo coste para volver a un funcionamiento fiable, mientras que la reparación a menudo introduce gastos ocultos que se acumulan rápidamente. He aquí tres ejemplos:

1. Costes de sustitución asequibles. Los manómetros comerciales son relativamente baratos. En la mayoría de los casos, el precio de un manómetro nuevo es inferior al de la búsqueda de piezas y al coste de la mano de obra de una reparación.
   
   
2. Garantía y certificación. Los manómetros nuevos suelen venir con garantías, certificaciones y trazabilidad de calibración de fábrica. Una unidad reparada no puede ofrecer la misma garantía.
   
   
3. Tiempo de inactividad minimizado. En la mayoría de los casos, un recambio puede instalarse más rápidamente, mientras que las reparaciones suelen requerir el envío, la espera de las piezas y la realización de nuevas pruebas de precisión antes de su uso.

Para las operaciones que dependen de una supervisión continua, evitar retrasos prolongados suele valer más que el posible pequeño ahorro inicial de intentar una reparación. Cada hora de inactividad suma. Una sustitución rápida garantiza que los operarios puedan recuperar la visibilidad del proceso de inmediato.

¿Cuáles son las consideraciones de reparación frente a sustitución según el tipo de manómetro?

Cada tipo de manómetro está diseñado para unas condiciones de proceso específicas. Dado que el diseño y la construcción varían tanto, algunos pueden suponer que ciertos tipos de manómetros son más "reparables" que otros. En la práctica, sin embargo, las características únicas que hacen que estos instrumentos sean adecuados para sus aplicaciones son las razones por las que reparar su manómetro introduce más riesgo que sustituirlo.

Si reparar un manómetro no es la solución, ¿qué deben hacer los operadores?

La mejor forma de tratar un manómetro dañado es prolongar la vida útil del instrumento mediante un mantenimiento y una protección proactivos, y sustituirlo cuando sea necesario. He aquí cómo hacerlo: 

• Realice calibraciones e inspecciones periódicas. Programe calibraciones para detectar desviaciones a tiempo y mantener la precisión.
  
  
• Seleccione los instrumentos adecuados. Asegúrese de que los manómetros se ajustan a los requisitos del proceso, incluidos el rango de presión, la compatibilidad con el medio y las condiciones ambientales.
  
  
• Utilice accesorios de protección. Utilice juntas de diafragma, amortiguadores y anillos de aislamiento para proteger los manómetros de las pulsaciones, la corrosión y los atascos.
  
  
• Asóciese con proveedores de confianza. Trabajar con un fabricante de confianza, como Ashcroft, te asegura recibir instrumentos respaldados por garantía, certificación y soporte técnico.

Tomando medidas preventivas, puede prolongar la vida útil del instrumento, minimizar el tiempo de inactividad y asegurarse de que, cuando sea necesario sustituirlo, sea rápido y sencillo. Así quea próxima vez que unAsí pues, la próxima vez que un manómetro muestre signos de avería, considere la posibilidad de sustituirlo: es la mejor práctica en cuanto a precisión, seguridad, rendimiento a largo plazo y costes.

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